15 a 60 MIN
NO
INMEDIATO
-
SI
PERMANENTE
La terapia consiste en inyectar pequeñas cantidades de dióxido de carbono medicinal (CO2), un gas natural, debajo de la piel para descomponer los depósitos de grasa y estimular la producción de colágeno.
Su mecanismo de acción básicamente consiste en la oxigenación de los tejidos infiltrados tanto por la vasodilatación directa que produce el CO2 como por el efecto Bohr por el que los glóbulos rojos ceden el oxígeno que trasportan al invertirse su afinidad entre el oxígeno y el CO2.
La carboxiterapia corporal es un procedimiento simple, seguro, mínimamente invasivo y con resultados clínicamente comprobados para rejuvenecer, restaurar, reacondicionar y tratar la piel flácida (debido al envejecimiento o después del embarazo), la celulitis, la grasa resistente y las estrías.
En resumen, para lucir un cuerpo hermoso y de aspecto más joven.
La carboxiterapia reduce los cúmulos de grasa localizada debajo de la piel de la zona tratada.
Además, estimula la producción de colágeno, por lo que tiene un efecto reafirmante.
Al reducir las estrías, flacidez y celulitis, da un mejor aspecto general a la zona del abdomen.
TRATAMIENTO INNOVADOR CONTRA LA CELULITIS
Conoce la Carboxiterapia Corporal
El efecto de la carboxiterapia es de carácter permanente.
Sin embargo, los efectos dependerán de la salud y hábitos del paciente.
En el caso de grasa localizada, una dieta equilibrada que no haga al paciente acumular grasa en la zona tratada hará que su efecto sea más duradero.
Los primeros resultados se empiezan a observar después de 5 o 6 sesiones.
En general, se recomiendan de 15 a 20 sesiones para obtener resultados notorios.
Los expertos de SLC evaluarán la zona a tratar y darán la mejor recomendación en base a los objetivos del paciente.
Los efectos secundarios aparecen rara vez y se localizan en la zona tratada. Estos pueden ser:
– Dolor leve, como una sensación de quemazón
– Crepitación subcutánea
– Enrojecimiento
– Sensación de pesadez que desaparece en minutos
No se recomienda en caso de:
– Insuficiencia renal o hepática
– Infarto, angina o insuficiencia cardiaca
– Enfermedades cutáneas o infecciones en la zona a tratar
– Insuficiencia respiratoria
– Pacientes que tomen anticoagulantes
– Hipertensión arterial
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